lunes, 15 de marzo de 2010

Este poema en concreto se lo escribí a mi hija cuando era pequeña.

- A mi pececito de siete años –


A mi pececito de cuerpo bronceado

que salta, ríe y se zambulle

en un banco de pececitos

cada cual más bonitos.

Piececitos golpeando el agua

levantan espumas blancas y olas

que juegan a enredar sus dorados cabellos

en un rectángulo azul de agua.

Juegan a coger y escapar,

a saltar y brincar,

y nadie la pilla

y nunca se cansa.

Ay pececito, pececito,

mi carpita dorada,

dame uno de esos besos de miel

que nunca me cansan.

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