Este poema en concreto se lo escribí a mi hija cuando era pequeña.
- A mi pececito de siete años –
A mi pececito de cuerpo bronceado
que salta, ríe y se zambulle
en un banco de pececitos
cada cual más bonitos.
Piececitos golpeando el agua
levantan espumas blancas y olas
que juegan a enredar sus dorados cabellos
en un rectángulo azul de agua.
Juegan a coger y escapar,
a saltar y brincar,
y nadie la pilla
y nunca se cansa.
Ay pececito, pececito,
mi carpita dorada,
dame uno de esos besos de miel
que nunca me cansan.
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