miércoles, 24 de marzo de 2010

Esta semana ando muy atareada y no he podido colgar el tercer capítulo del cuentito, pero no os preocupéis porque la cosa sigue.

Hilos de esperanza

La paz irradiada
de cada poro de risa escondida
entre los pétalos de la fragancia
de noches alegres,
de cada amapola depositada
en las bocas, como musgo verde
que cubre palpando
cada rincón del cuerpo.
Seguiré la estela de tu eco,
localizaré los restos del naufragio
para recuperarlos en la orilla nacarada
donde la oscuridad se introduce
en el túnel de luz
que la esperanza arroja.
Tribulaciones de una chinche y su compadre

Pequeña, rastrera, escuálida
su frágil cuerpo
pasea por la casa
escondiendo sus vergüenzas.
“Compadre de infortunio,
ni un mal pellejo
al que hincarle el diente”
¡ No conseguiremos llegar a final de mes¡

El colega en la miseria
replica su triste historia
“Antaño ahítos,
hoy tirados por las esquinas
en el paro cruel”

La ciencia y tecnología
ha exterminado
nuestra placentera existencia
de ocupas del placer.

La mudanza es obligada,
pobreza y mugre
son el paraíso perdido
de la chinche y su compadre.

Nadie quiere el paro,
ni pasar hambre
la chinche se traslada
y el hombre?...

Dos gélidos dedos la introducen
en el engranaje burocrático
donde comienza un nuevo infierno
lejos del hogar.

En el mugriento vertedero
donde nadie se fija en él
y no estorba
la chinche se cobija
y el hombre?...

Ojos negros y grandes
que miran y no ven
mas que a colegas en la miseria
y furiosos revolcones.

A pocos metros sueñan
primaveras y campos en flor,
y la chinche y su compadre
el viento las llevará
y el hombre?...

Aguanta, llegará el día
que llueva luz de coral
con gotas de cacao
para que se pueda degustar..
- Es tan bonito soñar –

Vivimos en un mundo de ficción

donde se rinde culto a la imagen

y los libros poco a poco

se van enterrando

en los lugares más oscuros

de las bibliotecas más lúgubres.

No me resigno a perder

la magia que encierra un libro,

el mundo que se abre a tus pies,

no me resigno a creer

sólo lo que veo,

ni a no poder imaginar.

No puedo olvidar

los ojos de un niño

cuando oye un cuento,

ni me resigno a ver

como pierde su inmenso poder

de volar libremente.

¿Porque no creer en hadas,

princesas y dragones?,

siempre queda tiempo para

cuadricular la mente.

Quiero que mis hijos

sueñen con mundos irreales,

en ser grandes futbolistas,

grandes pintores o bailarinas,

que vean campos de flores,

manzanos de los que cuelgan

fresones, y flores parlanchines

en los jardines.

Que jueguen a las canicas,

tabas y trompones,

que sus bolsillos estén llenos

de piedras, y cromos para cambiar,

a casitas y a pillar

que sus manos estén llenas

de ilusiones y sus ojos brillen

de emoción.




Quiero que sean niños

y nada más, ya tendrán tiempo

de crecer y de perder todo eso

que a los mayores nos está vedado.
- Un hijo –



Un hijo es

un sol en el cielo

una estrella que brilla

el arco iris tras la tormenta

y una mariposa que vuela.


Un hijo es

unos ojos que brillan

un vals al viento

ojos soñadores que contemplan

y sobre todo amor y felicidad.



Un hijo es

mejor que una obra de arte

un milagro hecho realidad

dulzura y sensibilidad a la vez.



Un hijo es

lo más bello de la creación

y ante todo

mucho amor.

lunes, 15 de marzo de 2010

Quise hacer un guiño a mi procedencia costera.

- Un suceso anunciado –


Una sombra camina hacia el puerto,

una sombra se para al borde

recordando lo que fue antaño.

Hace años que no sonríen sus ojos,

se ha olvidado del sonido de su risa,

ya no roba rosas en los jardines

ni, corre agarrado de una mano.

Hace años que no escribe cartas de amor

ni presta sus camisas a nadie.

La mar le ha robado esos pequeños placeres

y a pesar de todo le atrae cada día

como un perfume embriagador.

Ya no sonríe al sol

ni es capaz de abrazar a otra mujer,

y los recuerdos le van aplastando

poco a poco.

La tristeza sólo le hace llorar

hasta que un día una sombra desapareció

en la mar, y ya, nunca más

se le volvió a ver,

pero en su lugar

se vio a dos pececillos volar

hacia la felicidad.
Este poema en concreto se lo escribí a mi hija cuando era pequeña.

- A mi pececito de siete años –


A mi pececito de cuerpo bronceado

que salta, ríe y se zambulle

en un banco de pececitos

cada cual más bonitos.

Piececitos golpeando el agua

levantan espumas blancas y olas

que juegan a enredar sus dorados cabellos

en un rectángulo azul de agua.

Juegan a coger y escapar,

a saltar y brincar,

y nadie la pilla

y nunca se cansa.

Ay pececito, pececito,

mi carpita dorada,

dame uno de esos besos de miel

que nunca me cansan.
Tambiém de vez en cuando me da por escribir estas cosas, no sé si os gustará. Espero que sí


- Reflexiones –

Si todos somos engendrados

de la misma manera,

si todos tenemos madre

y al nacer causamos dolor,

si todos somos un trozo

de carne rosada que despide calor,

¿Por qué yo, sólo por ser mujer

debo demostrar que valgo

mientras en ti se supone?

¿Por qué cuando el hombre agrede,

coarta mi libertad, anula mi

derecho a decidir, soy yo la

que ha de demostrar que no

fui la que provoqué?

¿Cuándo, el niño que nació

de mi, se convierte en agresor?

¿En un rival con el que competir?

¿Por qué tiene que ser así?.

No lo sé, todo esto no lo sé

pero a pesar de todo,

me alegro de ser mujer.

Porque soy capaz de llorar

y a pesar de todo, también reír,

porque una rosa es un mundo

y una caricia el mejor de los inventos

Porque soy capaz de emocionarme

con la sonrisa de un niño,

con el beso del hijo

y sus bracitos alrededor de mi cuello.

Porque soy capaz de sentarme

frente al mar y disfrutar.

Porque soy capaz de dar vida

como la tierra que piso,

Porque me siento fecunda.

Porque soy capaz de disfrutar

con una hoja que cae

y la música que emana del silencio.

Por esto y muchísimas cosas más,

mujeres, alegrémonos

y que nadie nos haga sufrir

haciéndonos creer que estamos

(desnudas

y que hemos venido
sólo para provocar placer
.

domingo, 14 de marzo de 2010

EL TESORO

Esa noche apenas pudo dormir, estuvo toda la noche soñando con cadáveres, fantasmas y cosas parecidas. A media noche, despertó sobresaltado, con todo su cuerpo bañado en sudor y con una respiración entrecortada, parecía que hubiera estado corriendo una maratón.
Se levantó a beber agua pero luego le fue imposible volver a conciliar el sueño. Cogió un libro de aventuras y se puso a leer.
Por el contrario Luis no perdió el sueño para nada, en realidad no había nada que inquietase el sueño de Luis. Al día siguiente Carlos no hacía mas que bostezar.
__ ¿Hoy dónde vamos?__ preguntó Luis
__ ¿Qué te parece si vamos al sótano? Me gustaría ver lo que hay allí
__ Estupendo, yo también estoy deseando ver lo que hay allí abajo.
Sin perder tiempo entraron en la casa y empezaron a bajar las escaleras. La escalera no estaba muy bien y a cada paso metía un ruido que sonaba en la casa como un trueno, los chavales estaban un poco asustados. Cuando terminó la escalera, respiraron con tranquilidad, se encontraron con una puerta grande y oscura, tan oscura que parecía la boca del lobo.
Carlos agarró el pestillo e intentó abrir la puerta, pero le fue imposible. Lo intentaron entre los dos; consiguieron abrir un poco y después entre los dos hicieron fuerza para poder abrir un poco más la puerta. Empujaron con todas sus fuerzas, pero tanto años sin abrirse y con la humedad que había en aquel lugar, las bisagras estaban totalmente oxidadas. Abrieron lo suficiente para poder pasar y al entrar creyeron que habían encontrado un verdadero tesoro. ¡Cuántas cosas había allí dentro! Muebles viejos, una cantidad enorme de cajas cuyo interior era un misterio, ropas… y qué no. Los dos amigos no se lo podían creer, comenzaron a saltar llenos de alegría, tan contentos estaban que ni se acordaban de las habitaciones de la parte alta. Los dos amigos se dedicaron a mirar todo, ahora abrían un armario, luego miraban en el interior de una caja… estaban tan excitados que ni paraban de un lado para otro.
__ ¡Qué maravilla! ¿Has visto cuántas cosas? __ dijo Carlos sin podérselo creer.
__ Si es increíble, pero no podemos cogerlo, no son nuestros.
__ ¿Quién te ha dicho que vamos a cogerlos? Yo sólo digo que podríamos venir a jugar con estas cosas.
__ Mira lo que he encontrado, una espada de bucaneros y un arco con sus flechas.
__ ¡Qué suerte! Podemos jugar a piratas o a indios y vaqueros.
Carlos cogiendo la espada y utilizando una voz muy grave dijo:
__ Quieto, ¡ni se te ocurra moverte maldito hijo de perra!
__ No me mates, te diré donde escondimos el tesoro, pero por favor ¡no me mates!
__ ¡Rápido! Si no quieres que te ensarte como a un picho moruno.
__ Si, si lo guardamos en uno de esos armarios.
__ ¡Di en cual de ellos! Si no tus horas están contadas.
Siguieron jugando hasta que llegó la hora de volver a casa.
__ Mañana a las diez en punto en el cementerio__ dijo Carlos. Mañana podemos ser indios
__ Yo quiero ser el jefe, hoy tu has sido el capitán pirata.
__ Ah pues entonces yo seré el general Custer del Séptimo de caballería.
__ Tendremos que traer otro tipo de armas, no he visto mas que arco y flechas.
Cuando entró en casa, Carlos vio que su madre estaba poniendo la mesa, cuando le vio su madre, estaba tan sucio que muy enfadada le dijo:
__ ¿Se puede saber de dónde vienes para estar tan sucio?
__ He estado jugando con Luis, hemos estado jugando a piratas.
__ ¿Jugando a piratas? Porque tu dices que habéis estado jugando, porque mas bien parecéis piratas de verdad. Ahora mismo, antes de sentarte a cenar una buena ducha.
“Ufff menos mal que no se ha enterado de nada. Espero que no me pregunte nada más” ,pensó Carlos.
Estando todos sentados a la mesa, el padre de Carlos comentó que no se veía nada de pesca y que todos los arcos estaban en puerto, que no merecía salir a la mar para no coger nada. El hombre estaba muy preocupado.
__ No sé lo que vamos a hacer, apenas hay anchoa y dentro de poco hay que salir por bonito. Estoy seguro que tampoco habrá tanto, ¡Menudo año! Sin anchoa y si luego no hay bonito ya veremos como sacamos para comer. Este año no sacamos ni para carnada.
__ Siempre estás igual, nunca estás conforme. A la mar hay que salir con otro espíritu__ dijo la madre de Carlos.
Mientras la familia hablaba de esta manera, Carlos no pensaba en otra cosa más que en su tesoro y por supuesto no escuchó nada de lo que dijo su padre.
__ ¿Estás atontado o qué? ¿No oyes?
__ ¿Qué? Perdona estaba en otro sitio.
__ Si, como siempre en la luna de Valencia. Te estaba diciendo que mañana vienes conmigo a la mar.
__ Pero, le he dicho a Luis que…
__ Como si se lo has dicho al Papa, me da lo mismo, no voy a contratar otro marinero, mientras tu te quedas en casa cómodamente, ya es hora de que vengas a la mar. Yo a tu edad ya sabía echar las redes. Ya es hora de que aprendas.
¡Vaya por Dios! Ahora que empezaban a pasarlo bien, a su padre no se le ocurría cosa mejor que llevarlo a la mar.
No sabía como avisar a Luis y lo peor de todo es que por más que pensaba no se le ocurría nada. Al final pensó que cuando Luis viese que no llegaba, pensaría que se había dormido e iría a llamarle, entonces le diría su madre lo que había ocurrido y dónde se encontraba.
Al día siguiente, amaneció con un temporal terrible, las olas golpeaban con furia el muelle y pasaban por encima de él. Era imposible caminar por los muelles pues el fuerte viento te arrastraba. Las embarcaciones decidieron quedarse en puerto hasta que amainase el temporal. Carlos no se lo podía creer, hasta que mejorara el tiempo, era libre de moverse por donde quisiera. Menos mal, podría ir con Luis.
Cuando llegaron a casa, no esperó a nada más, por si a sus padres se les ocurría algún otro trabajo, lo mejor era largarse.
Esperó durante bastante tiempo, pues era muy temprano, esperó y al fin llegó Luis. Cuando le vio subir por el camino, se levanto y levantando los brazos, empezó a moverlos como si estuviese haciendo señales. Cuando Luis le vio, empezó a hacer lo mismo.
Rápidamente se dirigieron a la casa y entraron en ella. Sin perder ni un solo segundo bajaron al sótano, estaban deseando jugar con todas aquellas cosas.
Ya una vez en el sótano empezaron a revisar el resto de las cajas, algunas estaban vacías, otras contenían ropas viejas. Había tantas cajas que pasaron bastante tiempo moviéndolas, de aquí para allá. Necesitaron mucho tiempo pero este tesoro merecía la pena.
Cuando movieron una de aquellas cajas se encontraron con una trampilla, era de madera con algunas incrustaciones de hierro. En uno de los extremos se veía una argolla.
Los dos muchachos quedaron alelados ante este descubrimiento, no podían quitar sus ojos de aquella trampilla. Aquello era una inmensa puerta hacia la aventura, aunque estaban deseando saber que había detrás de ella, no se atrevían a levantarla.
__ ¿Te atreves?__ dijo Carlos
__ No sé, ¿a dónde nos llevará?
__ Si no lo levantamos, no hay manera de saberlo, yo me atrevo.
Se les había esfumado las ganas de jugar, se acercaron con mucha lentitud a la trampilla, pero ninguno se atrevía a coger la argolla. De pronto Carlos se agachó y cogiendo la argolla le dio un fuerte estirón, pero la trampilla no se movía; tiró con más fuerza y un si es no es consiguió moverla, esto hizo que el muchacho se animase y haciendo acopio de todas sus fuerzas, tiró y consiguió abrirla. Se veía un agujero muy negro, no se veía donde terminaba, pero lo que si estaba a la vista era una escalera de gato que descendía hacia el abismo. Enfocaron con sus dos linternas, pero a pesar de eso no se atisbaba nada; por si esto fuera poco ¿Dónde iban con aquellas linternas? No se podían aventurar a ningún lugar, porque entre lo poco que alumbraban y la poca pila que les quedaba, lo mejor era permanecer donde estaban. No era cuestión de descender por la escalera y que a mitad del camino se quedasen sin luz, ya era bastante tenebroso verlo desde arriba, así que como para adentrarse en esa oscuridad.
__ Esa escalera no parece muy segura__ comentó Luis
__ ¡Como vamos a caernos! No seas cagueta
__ ¡Ni lo sueñes! Yo no bajo. Está negro como el alquitrán, me da un miedo horroroso. ¡Vamos ni harto de vino!
__ Ya sé lo que podemos hacer, traemos unas sogas, nos las atamos a la cintura y así si nos falla la escalera, al menos no nos caeremos hasta el fondo. ¡Que vete tu a saber donde está!
__ No es mala idea, pero ¿Dónde podemos asegurar la cuerda?
Carlos después de mirar en derredor
__ No será porque no tenemos donde atar; ¿Qué te parece alguno de esos armarios? Con lo que debe de pesar, no creo que haya nadie capaz de moverlo.
__ ¿Has pensado de dónde podemos sacar una soga?
__ Muy fácil. Mi padre tiene unas cuantas, si le cojo una ellas, ni se va a enterar.
__ Siendo así… Yo me encargo de las linternas, voy a traer otras que alumbren más, estas parecen dos candiles.
__ ¿Dónde te crees que conducirá? ¡Menudo frío que viene!
__ Mañana mismo saldremos de dudas.
__ Bueno mañana o cualquier otro día. Hoy he podido venir de pura casualidad. Mi padre está empeñado en llevarme con él a la mar y hoy me he librado por el temporal y en el momento en el que mejore el tiempo, nos haremos a la mar. Si mañana ves que no llego para la hora, ni me esperes estaré en la mar.
__ Entonces ¿mañana a la misma hora?
__ Si a las diez y donde siempre.
Sin más cada uno se fue a su casa y a la mañana siguiente, tal como había dicho Carlos, el tiempo mejoró notablemente y todos los barcos se hicieron a la mar.
Carlos mientras andaba por cubierta, no tenía en mente mas que la dichosa escalera, pero pronto se percató que allí no se podía estar en Babia, había que trabajar y de lo lindo. Tenía que preparar las cosas para cuando los hombres levantasen las redes.
Su padre que estaba en el radar dio aviso de un gran banco de peces, sin más echaron la s redes. No fue un mal día, las capturas fueron bastante buenas. La tripulación estaba contenta. A puerto no llegaba mucho pescado y alcanzaría un buen precio.
Los pescadores son muy supersticiosos y como hasta que Carlos embarcó no cogían casi nada, llegaron a pensar que este les traía suerte. Carlos estaba muy orgulloso porque aunque no podía ir a la casona, esta luego también la encontrarían en el mismo lugar. No tenía prisa. Ahora estaba disfrutando de su salida a la mar.

jueves, 11 de marzo de 2010

Amorebieta Gauez

Voy a colgar una historia que escribí hace mucho tiempo. A mis alumnos/as les gusta. Espero que al menos sirva para entretener un poco. Iré colgándolo por capítulos. Como originariamente lo escribí en euskera, cuando recupere los archivos, también lo pondré.



LA CASA MISTERIOSA

Carlos era un chaval de doce años que vivía en un pueblo de pescadores donde quitando las cosas normales que les ocurren a todos los pescadores, en este pueblo nunca ocurría nada. Era un pueblo de lo más tranquilo, donde las casas parecían suspendidas en la montaña como si estas buscasen colonizar y siempre para arriba esa pequeña ladera que abrigaba el puerto. Si mirabas desde la mar, parecía que todas las casas abrían sus ojos como queriendo darte la bienvenida.
Carlos bajaba muy pocas veces al puerto, pues cada vez que lo hacía le tocaba trabajar en el barco que tenía su padre y nuestro amigo, no quería ser pescador.
Sus sueños le llevaban muy lejos de allí, soñaba con grandes aventuras, encontrar un tesoro y ser un personaje importante, todo en este orden. Cualquier cosa antes que pescador.
Un día, persiguiendo a su perro se metió en lo más profundo de la maleza, atravesó un muro prácticamente derruido por el choque de un camión que recientemente había tomado la curva más rápido de lo normal, y luchando contra zarzas y ortigas llegó a un pequeño claro entre enormes árboles. Allí se encontró con algo insospechado para él; una enorme casa, cuya existencia desconocía. Hasta ahora no se podía acceder a la casa, porque los muros que rodeaban la mansión eran muy altos y por otro lado, Carlos no era un chaval al que le encantase saltar muros.
La casa era bastante antigua, las viejas paredes estaban cubiertas de una tupida hiedra, o cual contribuía en gran manera a darle un aspecto fantasmagórico, se vislumbraban tres o cuatro ventanas, prácticamente cubiertas por la hiedra. Al frente tenía unas escaleras que daban como a dos aguas, de piedra que en otro tiempo se adivinaban muy elegantes, pero hoy en día, sucias y medio rotas como toda la casa.
Después de la primera sorpresa, Carlos sonrió abiertamente pues al no saber lo que había dentro, era un lugar a investigar, por tanto una aventura, o al menos algo que se salía de la rutina diaria.
Se acercó con mucho cuidado y acercó su cara a una de las ventanas, o al hueco que quedaba entre la vegetación, para ver lo que había en el interior. Lo que se veía por los sucios cristales de esa ventana era muy poco, una habitación en la que se veía una desvencijada silla, un armario y no mucho más. La desilusión se reflejó en la cara del muchacho pues no se esperaba nada parecido, pero a pesar de todo volvió a sonreír pues esta casa ofrecía muchas posibilidades.
Que la casa estaba abandonada estaba claro y que llevaba así mucho tiempo también. Decidió que otro día volvería con más tiempo.
¡Menudo descubrimiento! Podría jugar a piratas, bueno a fantasmas tampoco sería mala cosa y además que importaba, cualquier cosa estaría bien. Nada más llegar a casa, preguntó por los dueños de la casa, su madre estaba en la cocina, preparando la cena y …

__ Ama, ¿De quién es la casa que se encuentra en lo alto de la ladera? Está totalmente tapada por la maleza.
Su madre al principio no entendió la pregunta, pues ya ni se acordaba de esa casa.
__ ¡Ah! Ya ni me acordaba de ella hace tanto tiempo que está vacía, que no me extraña que esté comida por la maleza. Cuando yo era pequeña, si que vivían allí, pero desde que desapareció la pequeña no se ha vuelto a ver a nadie. Decían que la señora de la casa había muerto de tristeza, pero eso es algo que se comentó pero no lo sé a ciencia cierta.
__ ¿Cómo que desapareció una chica? ¿Qué chica?
__ Tenía unos cuatro años, era una niña rubia, con el pelo bastante largo y siempre le acompañaba una criada. Un día que la chica se volvió a casa por algo que se le había olvidado, desapareció y desde aquel día no se le volvió a ver.
__ ¿Qué crees que pasó? ¿Crees que la secuestraron?
__ Eso se comentó, pero desde luego nada se aclaró.
__ Y ¿Qué dijo la policía?
__ Ni idea, la verdad es que yo era muy joven y si quieres que te diga la verdad, me olvidé del caso__ su madre mientras se secaba las manos se sentó y continuó __ Ahora que lo dices, la verdad es que todo fue muy raro porque se habló durante bastante tiempo del tema y luego se apagó, como si hubiesen arrojado un balde de agua fría.
__ Pero ahora ¿De quién es la casa?
__ No lo sé, pero me imagina que seguirá siendo de la familia Sandoval. ¿Por qué lo preguntas?
__ Por nada, por nada. Simple curiosidad. Carlos se levantó de la silla para no tener que responder a su madre, pues sabía que si su madre se enteraba de sus intenciones, no le permitiría ni acercarse a la casa.

Aprovechando que estaban de vacaciones y no había que ir a la escuela, Carlos se levantó temprano con la intención de husmear en la casa. Su madre le miraba sorprendida, pues siempre era el último en levantarse de la cama.
__ ¿A dónde vas tan temprano?
__ Ayer pensé que podría ir al río para ver si pesco algo.
Le colocó la correa al perro y para que su madre no pudiera sospechar, se dirigió hacia el río. Fuera del alcance de la vista de su casa, se salió del camino y se dirigió directamente a la casa abandonada. Carlos que era un chico muy precavido, había escondido una linterna, para poder ver lo que había en el interior de la casa. Cuando llegó delante de la casa, estaba un poco asustado ¡Era tan grande esta casa!
Primeramente, inspeccionó todas las ventanas de la parte baja, quería ver si había alguna abierta, pero la suerte no le acompañó. ¡Por fin! No todo iba a ser malo, a una de las ventanas le faltaba uno de los cristales. ¡Estaba salvado! Metió su mano por el hueco, levantó el pestillo y haciendo un poco de fuerza consiguió abrirla.
¡Bueno, objetivo cumplido! Lo siguiente era entrar en la casa. Antes de subirse a la ventana, miró a derecha e izquierda por si hubiere alguien mirando, pero ¿Quién va a mirar a esa casa y además a esas horas? Cuando se cercioró de que estaba solo, rápidamente pasó al interior y miró en derredor, pero allí no había nada.
Poco a poco se acercó a la puerta de la habitación y la abrió con mucho cuidado. Miró al pasillo que se encontraba a su izquierda, pero no se veía gran cosa. Sacó su linterna y enfocó hacia el fondo del pasillo, tanto a derecha como a izquierda del pasillo, sólo se veían puertas, todas cerradas.
Se acercó a otra de las puertas y la abrió con mucho cuidado, como si tuviera miedo de despertar a alguien. ¡Qué desilusión! Allí tampoco había nada.
De pronto, el ruidito que salía de otra de las habitaciones hizo que se paralizara en el sitio, casi no se atrevía ni a respirar. ¡Estaba perdido! Había alguien en la casa, tenía que salir de allí. Cuando movió su pié para marcharse, crujió la madera y el ruido cesó de inmediato. No necesitó más para echar a correr, iba muerto de miedo.
Cuando estaba a punto de pasar la pierna por el alfeizar, oyó un maullido.
__ ¡Ah claro, era un gato! __ comenzó a reír, con una risa como cuando uno está nervioso o se da cuenta que ha hecho el tonto. Según estaba sentado en la ventana, pensó que eran suficientes aventuras para ese día y que sería mejor dejarlo para otro momento. Por ahora lo mejor sería ir a pescar tal como se lo había dicho a su madre.
En el río, empezó a pensar en la historia que su madre le había contado y se prometió a si mismo, revisar todo el edificio. Volvería a la casa ¡Seguro que tenía un sótano! Y ya se sabe en los sótanos... Bueno en las películas siempre hay un sótano y allí es donde se guardan los cadáveres.
Comenzó a hacer mentalmente una lista de lo que iba a necesitar al día siguiente: linterna, navaja, bocadillo... De pronto se dio cuenta que alguien estaba detrás de él y se volteó más rápido que una cascabel. Era su gran amigo Luis.
__ ¡Menudo susto que me has dado!
__ ¿Se puede saber dónde estabas? Ni se sabe la de veces que te he llamado.
__ ¿De verdad? Pues la verdad es que no te he oído. Estaba pensando en lo que iba a hacer mañana o… si tu me acompañas esta tarde.
__ ¿Acompañarte? ¿A dónde?
__ A un caserón que he encontrado.
__ ¿Un caserón? ¿Dónde?
__ Pues ni te lo imaginas, cerca del cementerio, donde se encuentra aquella pared tan alta y toda llena de árboles y zarzas.
__ No sabía que hubiera allí una casa, pero además ¿para que quieres ir allí?
__ Quiero inspeccionar. ¡Es tan misteriosa la casa! ¿No te parece misterioso que no sepamos que estuviera allí?
__ Pues la verdad es que no, pero si vas a entrar en la casa, yo voy contigo.
Por la tarde, los dos amigos se dirigieron a la casa y entraron por el mismo sitio por el que había entrado por la mañana. Carlos estaba más tranquilo, estaba con Luis y ya se sabe la compañía infunde valor. Revisaron algunas habitaciones, pero no encontraron casi nada, no sé si porque se lo llevaron los dueños o porque hubieran entrado los ladrones.
Donde encontraron mayor cantidad de cosas fue en la cocina, era muy grande, los armarios también eran muy grandes y en uno de ellos se veían pucheros, platos, un par de sartenes y algunas otras cosas que ellos no sabían para que servían. Lo que encontraron en esta habitación no les pareció nada interesante y los dejaron tal cual, sin siquiera haberlos tocado.
Como había comenzado a anochecer y no querían que la noche les encontrase en aquel lugar, la inspección del piso de arriba lo dejaron para otro día.
__ Vaya sitio aquí no hay nada __ dijo Luis.
__ Mañana subieron al piso de arriba, veremos si encontramos algo.
__ Oye, pero si nos encuentran dentro ¿No nos dirán algo?
__ No te preocupes, estoy seguro que por aquí no se acerca nadie.
__ Mira aquí hay unas escaleras que se dirigen a un sótano.
Se acercaron pero no se atrevieron a bajar y lo dejaron para otro día.
__ Estoy seguro que da al sótano, Si encontramos tantas cosas como en casa de mi abuela, eso puede ser una mina.
__ Bueno, eso ya lo veremos. Ahora ¿Por qué no vamos a jugar al futbol? Hoy te voy a ganar por goleada.
__ Ni lo sueñes
Con esta acalorada conversación salieron de la casa con la intención de volver otro día.

lunes, 8 de marzo de 2010

Gaur nire amaren urtebetetze eguna da eta olerki hau eskeini nahi diot:

Aurtengo urtebetetzerako
Deseatzen dizut:
Zeure barru-barrurako
Zoriontasuna
Egunsenti bakoitzarekin
Lasaitasuna
Bihotzeko lagun minekin
Adiskidetasuna
Gaztetako oroimenen
Samurtasuna
Eta egun honetako musu epelen
Maitasuna.















Gaur goiz osoan elurra izan dugu. Gelatik honela ikusten zen den-dena. Polita ezta?

domingo, 7 de marzo de 2010

Bihar martxoak 8, emakumearen eguna, ez dut jartzen emakume langileen eguna, horrela ematen du denak ez garela langileak, batzuk bai eta beste batzuk ez. Ez nago horrekin ados.
Bihar denon eguna. Zorionak denontzat eta neuretzat ere bai.
Bihar niki bereziarekin joateko asmoa dut, txarrena hotz egingo duela eta ez dakit zer jarri beharko dudan bere azpitik.

Bihar nire amaren urtetbetetze eguna da. 90 urte egiten ditu. Ni adin horretara ez dut uste helduko naizenik, eta heltzen banaiz, zelan? Oraintxe bertan atera dut labetik bizkotxo bat, amaren lagunak gonbidatzeko.

miércoles, 3 de marzo de 2010


¿Qué os parece lo que veo todos los días desde mi puesto de trabajo? ¿Bucólico verdad?
Hoy es mi primer día mañana ya se me ocurrirá algo.