miércoles, 24 de marzo de 2010

- Es tan bonito soñar –

Vivimos en un mundo de ficción

donde se rinde culto a la imagen

y los libros poco a poco

se van enterrando

en los lugares más oscuros

de las bibliotecas más lúgubres.

No me resigno a perder

la magia que encierra un libro,

el mundo que se abre a tus pies,

no me resigno a creer

sólo lo que veo,

ni a no poder imaginar.

No puedo olvidar

los ojos de un niño

cuando oye un cuento,

ni me resigno a ver

como pierde su inmenso poder

de volar libremente.

¿Porque no creer en hadas,

princesas y dragones?,

siempre queda tiempo para

cuadricular la mente.

Quiero que mis hijos

sueñen con mundos irreales,

en ser grandes futbolistas,

grandes pintores o bailarinas,

que vean campos de flores,

manzanos de los que cuelgan

fresones, y flores parlanchines

en los jardines.

Que jueguen a las canicas,

tabas y trompones,

que sus bolsillos estén llenos

de piedras, y cromos para cambiar,

a casitas y a pillar

que sus manos estén llenas

de ilusiones y sus ojos brillen

de emoción.




Quiero que sean niños

y nada más, ya tendrán tiempo

de crecer y de perder todo eso

que a los mayores nos está vedado.

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