viernes, 2 de abril de 2010

Tarde de verano

El mes de julio se acerca con su tranquilidad escondida
y tumbada en el manto de la naturaleza
contemplo asombrada blancas carpas en el cielo.

Vapor de tarde veraniega que me envuelve
consiguiendo acercarme al túnel del silencio,
aflora una sonrisa en el riachuelo de la inconsciencia.

Mientras me rodean sirenas resplandecientes de espuma plateada
se acercan doradas rosas bañando el horizonte
al tiempo que el viento susurra tu nombre.

Como algo lejano en el tiempo
y oculto bajo el húmedo frescor de un frondoso encantamiento
despierto en la superficie del silencio adormecido.

De entre las olas que contemplé cogí,
aquella que creí merecedora de ser izada a los altares
y poderla recoger entre mis enseres.

Una espumosa ola y otra más
en un mar verde de envidia porque entre todas te elegí
como digna de mi amistad.

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